En el ámbito profesional una pregunta poco debatida pero muy cuestionada es:
¿Qué es mejor, ser Líder o Mánager?

Cuando comenzamos a desarrollarnos en la habilidad del Liderazgo, es común encontrar tendencias e información enfocada a comparar y desestimar el ser mánager o jefe, como si esta función fuera inadecuada para los fines de un líder. Sin embargo, al profundizar en esta otra habilidad y conocer la filosofía y prácticas de ejecutivos exitosos y del que ahora considerado nuevo padre de la Administración (Peter Drucker), encontramos la necesidad de clarificar esta teoría del Líder bueno y el Gerente malo.  

Primeramente, desvinculemos al mánager o gerente de la denominación de jefe para evitar confusiones con las comparaciones típicas que podemos encontrar posteadas en las redes sociales y que poco ayudarían a esta reflexión.

Desde nuestro visor, el mánager es el ejecutivo que se encarga de administrar los recursos humanos, materiales y financieros de un área o departamento y cuyas cualidades le permiten lograr resultados. Este ejecutivo es el que contribuye al desarrollo de la estrategia de negocio que permea esta filosofía con sus equipos de trabajo, impulsando objetivos, metas e indicadores necesarios para lograr los resultados Organizacionales.

El mánager ejecutivo sabe cómo presentar resultados dentro de un Comité Directivo o al CEO, representa a su equipo y recibe la retroalimentación de los resultados del área, muchas veces no con la mejor inteligencia emocional; tiene un enfoque mayor en los resultados más que en la gente, sin embargo, recuerda no es la definición del jefe, estamos visualizando más bien la figura que en su momento visualizó Peter Drucker, a través de la administración por objetivos.

Convertirse en un buen mánager no es algo que se logra de la noche a la mañana, existen varias habilidades duras que deben desarrollarse, entre ellas la administración de personal, el establecimiento de objetivos, la planeación estratégica, la solución de problemas, la toma decisiones, etc., así como la responsabilidad por representar a su equipo, darle orientación, recursos y ser un tomador de decisiones por excelencia. 

Por otro lado, tenemos al líder que es todo influencia, busca a través de su equipo lograr resultados y va más allá, esa influencia la lleva hacia sus pares e incluso con sus superiores, facilitando sus logros sin interesarle ser el centro de atención (ya ha probado las mieles del éxito), por el contrario, gusta de hacer lucir a sus equipos y darles el crédito por lo alcanzado. No gusta de llegar solo a la cima, busca hacerlo con su gente, con su equipo, sabe reconocer tanto en lo individual como en lo público (al igual que jalar orejas).

El líder no requiere de una autoridad formal, es decir, no lo limita tener el título de alguna posición, un líder 360 como lo dice John Maxwell, no necesariamente influye desde la cima, es más común que gestione desde los mandos medios, desde las trincheras donde la posibilidad de cometer errores es alta pero con un impacto no considerable. En líder 360 busca potencializar las habilidades de su equipo, fortaleciendo el músculo para ser más fuertes y entendiendo que el equipo es tan fuerte como su eslabón más débil.

Reflexionando, ambas posturas tienen rasgos comunes que quizás sólo se diferencien por las formas de lograr sus objetivos, pero al final, ambos saben que los resultados son el alimento que debe recibir la Organización en el día a día para ser sustentable en el tiempo.

Entonces, ¿el antagonismo no es tan real como suponíamos?, hay varias coincidencias más que diferencias, en un mundo ideal podrían coexistir y complementarse.

En la práctica, un buen líder puede llegar a ser un gran mánager, pero no siempre un buen mánager pude llegar a ser una gran líder, en cualquiera de los casos son roles que no se anteponen, podemos obtener lo mejor de ambos mundos y seguramente los resultados se potencializaran. Recuerda que los dos roles son habilidades, por tanto pueden ser aprendidos y desarrollados, al parecer pudiese ser más una creencia limitante más que una realidad su contraposición. 

Dejamos aquí esta reflexión, cualquiera que sea tu tendencia, recuerda que en Sistemas Humanos de México podemos potencializar ambas competencias en favor de tu desarrollo profesional y organizacional.

Ser líder o mánager es una decisión personal, que mejor si fueran ambas.

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